-CIENCIA POLÍTICA- PRI, Esplendor y Decadencia. Fin de la Dictadura Perfecta.
Por Carlos Cuevas Díaz de León
El PRI como todo partido político nació con ideologías plasmadas en plataformas diseñadas y estructuradas con postulados que teóricamente convienen a los intereses concretos de los ciudadanos y buscó entre ellos incorporar prosélitos pero en una amplitud conceptual bien acabada que distingue a la mentalidad más pura e iniciativa de mujeres y hombres con presencia, nombre y apellido para asumir inicialmente en 1929 la misión, conforme a la denominación del Partido Nacional Revolucionario, de conducir con los priístas la revolución permanente de México. Esta misión movió a muchos: políticos profesionales, militares, intelectuales, empresarios, líderes campesinos, líderes obreros, otros líderes sociales… y vivillos politiqueros. Esta alianza con el tiempo desembocó en un régimen de prebendados e íconos de poder, con lo que se configuró la que algún escritor describió como “la dictadura perfecta”.
Inicialmente, quienes provenían de la contienda revolucionaria convinieron en adoptar una filosofía derivada, que plasmada en la Constitución General de la República a la postre quedó encuadrada en la ideología del Partido Nacional Revolucionario en el poder, continuó en el Partido de la Revolución Mexicana y hasta la fecha en el Partido Revolucionario Institucional. Hoy día ya se extingue la “filosofía”, o mejor dicho, el poder del rey Midas, para desgracia de la alta familia revolucionaria y sus prosélitos inferiores.
La filosofía de la Constitución es un gran estandarte que sigue siendo tristemente el eco del idealismo de un partido que surgió bien articulado, creador de proyectos del catálogo más completo de los derechos fundamentales (humanos), que adicionó los llamados derechos sociales en el más amplio sentido, como la mejor edificación de la democracia reformada(participativa) en el devenir de las épocas del PRI, cuyos postulados significaron una revolución dinámica con democracia y justicia social; sin embargo, quienes tomaron las riendas del Estado que, por sus fracasos y excesos convirtieron el ejercicio público en una pesadilla que aún continúa bajo otras siglas partidistas, sus descendientes.
Los Documentos Básicos en su esencia cobraron la forma de un compendio de organización, idealismo político, social y económico para la formación de su militancia con aspiraciones en la carrera partidista; sin embargo, en el pasado reciente el Consejo Político Estatal del PRI de Aguascalientes, en plena decadencia, siguiendo en la práctica del “dedazo” incurrió en una burda violación a los Estatutos, pues instrumentó una “estrategia pragmática” insólita pisoteando la dignidad de cuadros valiosos, ya que se tuvo la “necesidad” de poner como número dos del CDE a una destacada comunicadora, dirigente del PAN, que previamente fue diputada local por el PRI sin haber figurado un solo día como militante, ello en la víspera de unas elecciones en las que el triunfador resultó ser el blanquiazul; es decir, en su actuación como trapecista entregó buenas cuentas al prian. Se llegó comentar que fue llamada para asesorar a los priístas figurando como “estratega” en el seno del Partido. Esta acción dañó los sentimientos de todos los priístas, que hacen de su actividad política la opción de vida y misión para servir a sus conciudadanos. La política es una empresa de interesados y el interés tiene pies.
El PRI, ha incurrido en sinfín de casos de omisión y violación a sus Documentos Básicos y ha dejado con una gran frustración a priístas de gran valía. Con la caída de la dictadura perfecta en el año 2000, la reforma de la democracia al interior del PRI debió estar orientada a un ejercicio reconstructivo de una democracia amplia y concreta, desechando toda postura de engaño, perfidia y ambición de las “familias revolucionarias de priístas excepcionales”, que sin el más mínimo respeto a los Documentos Básicos, sus Estatutos, ignoraron redondamente a valiosos cuadros, forzados y leales priístas, y a otros que no lo fueron tanto, que treparon alguna vez a la rueda de la fortuna priísta, en desbandada se han venido probando, con éxito, otras camisetas partidistas.
Otros están esperando el fatídico desenlace para comparecer y despedirse, por lo menos, en la guardia de costumbre junto al féretro del institucional.
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