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En la perspectiva de ...    Carlos Cuevas Díaz de León

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Los Independientes - En la vía independiente la participación de la mujer será determinante.

(3a. y última parte).

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El concepto de utopía cobra aquí dimensiones insospechadas. A todo ciudadano, respecto a su aptitud y anhelos naturales a su vocación que le mueve en la vida es un resorte que le impulsa a la ocupación que ha abrazado con energía, carácter, esperanza, pasión y fe, con lo que demuestra sus verdaderos sentimientos.

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Sócrates, maestro de Platón dejó un legado que es el que el hombre siga a sus propias virtudes en su conciencia claramente definida, debe estar orientada al alcance del mayor cúmulo de conocimientos. Su máxima fue que únicamente un líder filósofo merece llegar a gobernar sobre multitudes que le reconozcan su verdadero sentido de estadista; que como signo de inteligencia, demuestre una inclinación natural a la justicia, la generosidad y al amor por sus semejantes.

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Maquiavelo aseguraba que para un buen servicio público los monarcas sabios deberían allegarse un buen equipo de funcionarios, ciudadanos muy aptos y tenidos en el más alto aprecio y reconocimiento moral por los ciudadanos. Sócrates no consideró que la democracia de mayoría relativa fuera exactamente la mejor forma de gobierno para un pueblo plural. Puesto que grandes proporciones son sometidos a la voluntad de otra proporción que no conforma la voluntad general o la voluntad de todos, ya que en realidad los que integran el colectivo de militantes y simpatizantes del partido en el gobierno son a su vez una minoría-mayoría del universo de votantes. De esto se desprende que no toda la ciudadanía caminará conforme a como lo dicte un sector relativamente mayoritario de la población, porque es bien claro que no se está obrando para dar a cada quien lo suyo de acuerdo a su aspiración sino que se da una imposición “natural” de todo cuanto los representantes de esa “democracia” emprenden.

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Sentimientos, ideales, riqueza, poder, religión, valores, son entre otros factores determinantes cuando la acción para vivir para y de la política mueve al ser humano en el desarrollo de su vida. El político de vocación debe ser en términos filosóficos el mejor estratega visionario, el mejor ideólogo y el mejor emprendedor, cualidades que necesariamente estarán enfocadas en un ejercicio que favorezca al mayor número de ciudadanos, independientemente de por quien hayan votado. Este conductor de hombres debe ser más filósofo que politólogo, deberá tener una mentalidad más profunda en la cosa pública y en el conocimiento en general,  pero sobre todo del ser humano, y si está ampliamente preparado será un excelente gobernante; no está por demás que reflexione sobre la idea de que la democracia por si misma es un obstáculo si la “mayoría” que lo eligió la compone un número poco significativo respecto del padrón electoral, toda vez que en la verdadera mayoría yacen inmensos colectivos plurales, abstencionistas y los votos nulos además del resto de la población, lo que le plantea desafíos verdaderamente formidables para gobernar en una democracia que no es absoluta. El político filósofo es por ello virtuoso ya que por su amplio conocimiento es un conocedor objetivo de toda situación y de cualquier modo será el que mejor lleve a buen puerto a un pueblo, ya que podrá satisfacer dentro de las posibilidades a todos, incluidos opositores, que no escatimarán reconocimiento.

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Se subrayan algunas apreciaciones que siendo ya conocidas se significan por la gravedad que cobran a medida que pasa el tiempo. Son desafíos de política pura para los intrépidos que se han enrolado en la política independiente, pero que no deberán temer. Se están conformando camarillas de diletantes, discurseadores frívolos, estériles, poco calificados para hacer política. Se están relegando (sacrificando) reconocidos prospectos que hacen verdadera política. Propuestas de políticos y de partidos carecen de objetividad y de sustento doctrinario. La defensa constitucional de la clase trabajadora de la ciudad y del campo aun como derecho humano es letra muerta.

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Las reformas propuestas en el Plan Nacional de Desarrollo requieren de estrategias con un altísimo grado de competitividad al interior y  frente al exterior. Los “ideólogos” de los  partidos y sus legiones de “chambistas” ignorantes tienen como único objetivo la conquista del poder por el poder mismo y por el botín  (peculado). Se agrava la corrupción por impunidad, omisión, complicidades, ignorancia política y por el debilitamiento de la estructura social y económica. El sistema de partidos resulta anacrónico.

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El aliancismo suprimió las líneas ideológicas y reglas claras en un momento que se requiere de toda la sinceridad de quienes salen a la plaza pública con propuestas que transformen la realidad de los más vulnerables. Las coaliciones, alianzas y el trapesismo solo han dejado ver la farsa de partidos otrora históricamente irreconciliables, convertidos en agencias de colocaciones clientelares de encuadramiento partidista. Las verdaderas disputas son por los ejercicios presupuestales. La lucha independiente tiene frente a sí retos para voluntades y conciencias que superen toda utopía. Quizá si la línea política independiente avanza con el ímpetu que está demostrando, la depuración de partidos se asimile y reditúe por lo menos en la alternativa del bipartidismo, en la reconfiguración de candidatos plurinominales en primera minoría, y en la reducción al mínimo del presupuesto del INE.

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El poder político absoluto corrompe absolutamente por lo que significa en proyección personal y la riqueza material. Todo político que no es de vocación tiene ese sueño fraticida, en detrimento de los marginados, ante el “agotamiento de los presupuestos”. Con sus eventuales triunfos, los políticos independientes abrirán la posibilidad para la erradicación del patrimonialismo y los cotos de poder en el reparto de los cargos públicos de toda índole, con los que son favorecidos los familiares y allegados a los que toman las decisiones en los cuerpos políticos de los poderes públicos. En esta rueda de la fortuna, han sido favorecidos hasta por la vía plurinominal de los cargos legislativos desde artistas, deportistas, “juniors”, empresarios, etc., dejando en el camino a verdaderos políticos profesionales de vocación que “han sido disciplinados por las buenas”, postergados al ostracismo político.

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El sector mayoritario del país es la mujer y cuenta con los atributos suficientes que la pueden proyectar a la vanguardia de la política.  En la vía independiente la participación de la mujer será determinante virtud a la mayoría que representa en el plano poblacional y electoral, aunque han contenido su avance con el acomodaticio obstáculo ilegal de la paridad. Las mujeres requieren prepararse en la teoría y práctica políticas, porque valentía y voluntad para encarar las circunstancias más adversas que superan las de hacer política, las hacen verdaderamente admirables. Mujeres y hombres que opten por transitar en la política por la vía independiente están ante el reto formidable de demostrar de qué están hechos para la reforma de la democracia. La ciudadanía tiene la última palabra.

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