top of page

PERSPECTIVA DE LA SEGURIDAD NACIONAL. Los Servicios de Inteligencia.


Guardia Nacional

Foto: Cortesía del Gobierno de la República

La seguridad pública es un asunto de seguridad nacional. Hoy me acusarán de proponer una utopía dadas las circunstancias actuales, sin embargo, respondo, lo único que vale la pena es insistir con el fin de alentar una cruzada para erradicar la inseguridad en las personas y en sus bienes. Mi propósito es coadyuvar a desenmarañar las burdas realidades que se mezclan con las ensoñaciones de difícil realización. Esta actitud que adopto habrá quien la califique de torpe, no obstante, me parece lo más conveniente para enfrentar la problemática delincuencial que, en el pasado reciente, subyacía en la acechanza como una amenaza que hoy se manifiesta en una cruda realidad en la vida nacional.


Mi alta responsabilidad en el análisis y tratamiento de la información de los asuntos de inteligencia en mi paso laboral por la dependencia federal, cuya atribución es la seguridad interna de la República, me dejó una enseñanza: sí es cierto que todo es del color de acuerdo con el cristal con que se mira. Muchos han visto el rojo de la tragedia y la angustia, el gris de la incertidumbre y el pesimismo, el negro del fracaso y la amargura, el rosa del éxito y la felicidad, el blanco de la verdad y la honestidad, y así de otros diversos colores combinados que resultan favorables para unos y adversos para otros y, como es complicado ver a través del cristal del color deseado, es necesario adoptar las estrategias que se requieren para ver con el cristal del color lógico y real la fisonomía que presenta el cuerpo social, que no está precisamente sano. Mi propósito aspira a promover la reflexión y la cordura porque la inseguridad que padecemos en lo personal y nuestros bienes nos llama a la colaboración a todos porque la comprendemos cabalmente y la tememos, de ahí que debemos actuar en consecuencia. No hacer así las cosas significa continuar en el temor, el desorden, la anarquía, el autoritarismo, la sumisión, el riesgo y, lo más grave, en la complacencia y la impunidad.


Aspiro con estas reflexiones a proyectar la idea de que exista verdaderamente la voluntad para una investigación seria sobre el fenómeno y el comportamiento social que permita distinguir una panorámica real, que su tratamiento reditúe en una verdadera paz social con la participación de todos y se ahuyenten falsas concepciones sobre el estado gendarme que siempre ha molestado a la sociedad, pero necesario, incluso para el eventual toque de queda como medida extrema debidamente razonada.


La sociedad y el Estado moderno con sistemas de información como los que la era cibernética con su vertiginoso desarrollo proporciona, además de otros mecanismos y estrategias, podremos saber en todo momento como marchamos, identificando lo falso, manipulador y pernicioso, así como desechar juicios erróneos para la toma de decisiones que evite obrar en perjuicio de individuos o el conjunto de la sociedad. Al Estado le está permitido ejercer la violencia física legítima para mantener el orden social y formar agencias investigadoras con todas las sofisticaciones que legalmente le son permitidas, lo que ahora le son mas alabadas que censuradas, porque la inseguridad que padece la Nación sugiere una atención con extremada cautela e informar a la sociedad buscando también su colaboración para que lejos de inquietarla apruebe sus acciones con su más amplia comprensión y valentía con la denuncia. En tal sentido, estaremos hablando de un enlace ciudadano en los servicios de inteligencia que respondan a esta urgencia del país, ya que ocupamos primeros lugares en delincuencia organizada y general, corrupción, entre otros males que nos tienen postrados por la impotencia de erradicarlos y que siguen siendo un peligro para las generaciones en cierne. La seguridad pública es un compromiso con nuestro futuro y el de México.


Para atacar esta calamidad se requiere un alto sentido político con visión en el terreno de la investigación de inteligencia. Veamos este asunto desde el pasado. En la Italia del Renacimiento, en Florencia, Nicolás Maquiavelo al escribir su libro, El Príncipe, por su observación en el comportamiento de los hombres sin que se lo haya propuesto fundó la Ciencia Política. Tampoco pensó en crear los servicios de inteligencia, pero de esa observación actuando políticamente dos siglos y medio después el francés José Fouché fue el que de la investigación y el manejo de la información policiaca hizo instrumento político. Igual que de las enseñanzas del político florentino y el genio de Fouché, este instrumento lo adoptaron numerosos jefes de Estado y de gobierno, tiranos y dictadores. Así surgió la temible GESTAPO en la Alemania nazi, la KGB en la extinta URSS, en Estados Unidos la CIA, el MOSSAD en Israel, y hasta el mismo Vaticano creo su propia agencia investigadora. En general estas prácticas de investigación proliferaron hasta en los países de mayor atraso, en donde ciertamente son imprescindibles, aunque para diversos objetos.


Maquiavelo supo sacar provecho de sus observaciones en el comportamiento de los que servían al príncipe y de la información que le permitió aconsejar e informar mejor. Las narraciones informativas que hace el político florentino en su obra son pautas para seguir por todo aquel que su pasión sea el poder, con seguridad interna. Para muchos grandes las enseñanzas de Maquiavelo y la estrategia de Fouché fueron decisivas en su carrera hacia el poder.


Para hacerse llegar información, Maquiavelo definió su táctica en llevarla bien con todos, halagando, regateando, adulando, concediendo, prometiendo, difiriendo, escuchando y viendo, pero sobretodo preguntando con tacto y destreza, lo que le valió obtener información privilegiada para conocer la perspectiva política y la seguridad de todo principado que visitó. Sus fuentes fueron la nobleza, el ejército y el pueblo. Sus enseñanzas se mantienen hoy más vivas y actuantes que nunca, son acciones en todas sus formas de: estrategia, cautela, defensa, decisiones, inteligencia y determinaciones.


José Fouché, ministro de policía de Francia fue el visionario operativo precursor verdadero estratega práctico de la investigación de inteligencia que ayudó a Napoleón Bonaparte en el golpe de Estado que lo llevó al poder gracias a las extraordinarias habilidades de conspirador del ministro por la información que le valió hacerse el indispensable siempre. Fouché estatuyó oficialmente los servicios de inteligencia, siendo para su objetivo sumamente valiosos el chisme, los comentarios de palacio, las tertulias, las grandes celebraciones imperiales, las fiestas del pueblo, los velatorios, las reuniones de sociedad de las damas, los centros de reunión para juegos de azar, las tabernas, los prostíbulos, las iglesias, las asambleas partidistas, los centros fabriles, los mercados, los centros de estudios, los teatros, etc. Sus informadores lo fueron todos aquellos que querían los favores del ministro; también ejércitos de niños espiaban por doquier; igualmente, vagos y malvivientes sirvieron a sus propósitos, la paga era buena con la amenaza de represalias si sus informaciones resultaban falsas. Según sus propósitos, espiaba a los sediciosos, funcionarios públicos, militares, políticos, comerciantes, religiosos, líderes gremiales, académicos, escritores, homosexuales, etc. En todas partes encontró informadores hábiles, objetivos, valiosas orejas, siempre con un mismo fin de servir a los poderosos y él mismo alcanzar a poder. Fue el verdadero creador intencional de los servicios de inteligencia pues a su estrategia se ciñeron todas las agencias y organismos de esta naturaleza que hoy por hoy operan en todo el mundo, los más con las intenciones más siniestras, pero en todos los casos responden al objetivo de conquistar el poder, como conservar el Estado y evitar su caída o propiciar las causas para ello.


Las constantes negativas que caracterizan a los países en grave crisis son la radicalización de las ideologías, la incertidumbre, el pesimismo, la pobreza extrema, los resentimientos, la corrupción, la delincuencia general y organizada, la desintegración social y familiar, etc. Este estado de cosas propicia un ambiente impredecible en el tiempo y en el espacio, ello porque existen deficiencias muy marcadas en los sistemas de información oficiales que impiden conocer con objetividad el comportamiento de los enemigos públicos que asechan en todas partes y que consideran al Estado como su principal enemigo a vencer por ser el defensor natural del cuerpo social, aunque en estos días esta defensa ya es muy cuestionable.


Los asuntos de seguridad ciudadana y de seguridad nacional, están relacionados con la política y la economía por lo que deben ser tratados con la mayor responsabilidad y tacto porque en el pasado fueron del más estricto secreto de Estado, lo que motivó la suspicacia y temor de las propias víctimas, es decir, de la sociedad, la que hasta el momento sigue siendo rehén de la delincuencia en todas sus manifestaciones: el narcotráfico, asaltos(en los caminos, en las arterias citadinas, en los centros de reunión, bancarios, domiciliarios, etc.); secuestros, fraudes, extorsiones, asesinatos, trata de blancas, violaciones, contrabando, lavado de dinero, etc.


Conocer la problemática y necesidades sociales en tiempo y atenderlas debidamente es involucrar también a la sociedad, creando los canales de información pública contra la corrupción y en apoyo a los cuerpos de seguridad, incluida la Guardia Nacional, que impidan la proliferación de la delincuencia y hasta de grupos de autodefensa, algunos ya coludidos con los carteles de la droga. Aguascalientes tuvo ya su experiencia en la década de los setentas con la Liga Comunista 23 de septiembre, en la que militaron jóvenes que como ahora veían un porvenir incierto en sus vidas, y en la actualidad esta circunstancia cobra vigencia.


El Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), de la Secretaría de Gobernación (desaparecido hace unos días), desde su reconstitución orgánica en la dependencia federal al desaparecer las áreas de investigaciones sociales y federal de seguridad, se continuó el vínculo con las entidades federativas, interviniendo en muchos aspectos dentro de la estrategia de inteligencia para la protección de la sociedad. Al iniciar la administración de Vicente Fox, se integró una comisión para evaluar el Cisen para robustecer la función esencial de la seguridad interna a lo largo y ancho del país en el programa México Seguro. Esta decisión parecía acertada; sin embargo, quedó en la inoperancia por el bajo perfil de los directivos y operativos del Cisen y a la “fuga de espías”. Se requiere un número considerable de capacitadores y asesores para atender las necesidades del país. Aún cuando existen muchos profesionistas en esta función, se requiere el personal probo aun sin títulos, pero con un amplio sentido en la investigación y vocación policial.


bottom of page