La Guardia Nacional en la Seguridad Pública Interior -Democracia desde la propia ciudadanía-.
Foto: SEDENA.
I Constitución. Ley de Seguridad Interior. Guardia Nacional.
Después de meditar sobre la casuística de la seguridad nacional, inmersa en cuestiones de subversión y en la más grave hoy por hoy, la delincuencia organizada que extiende sus tentáculos de la más grave peligrosidad a casi todas las formas de atentar contra la sociedad, como el narcotráfico, secuestros, asaltos, etc., sumada ella a otra delincuencia del orden común en la que se encuentra una cantidad enorme de personas que cometen infinidad de delitos en la vía pública, empresas, domicilios, carreteras, en el campo.
La Nación está enferma, grandes son sus males, pero también lo son los remedios que la propia sociedad puede aplicar para su alivio. Otros acontecimientos de diversa naturaleza que se suscitan en la heterogénea geografía mexicana que causan daños humanos y patrimoniales agravan la enfermedad.
Cabe cuestionarse si en la actualidad las circunstancias son propicias para proponer o dejar escapar una idea que contribuya a un nuevo estado de cosas, que desde el punto de vista de lo ciudadano y lo político en protección civil y seguridad interna se pueda reactivar legislativamente y analizar con el concurso de toda la Nación la Ley de Seguridad Interior con mayores alcances, se trata de un organismo cuya operación cae en los ámbitos de la Secretarías de Gobernación, de la Defensa, Marina y los Gobiernos entidades como lo mandata la Constitución General de la República.
La resultante de la respectiva legislación es que se anide en el síndrome de la felicidad y mayor tranquilidad ciudadana. En esta idea no pude menos que reconocer que son innumerables los factores que concurren a hacer más difícil la labor de quienes tienen en sus manos las riendas del Estado; se registran acontecimientos a los que hay que aplicar la formula inteligente adecuada para que la asistencia a la población en desgracia rinda la mayor satisfacción.
Es así que tendremos que extraer del macizo constitucional la figura de una reliquia de suma importancia que por siglos fue motivo de trato legislativo para mantenerla vigente, aunque en estado vegetativo en nuestra Carta Magna. Me refiero a la Guardia Nacional, la que inexplicablemente carece de su Ley Reglamentaria, y en su lugar se expidió la Ley del Servicio Militar Nacional para llenar deficientemente el expediente del organismo. Este tema consideré exponerlo en esta ocasión por ser de la mayor importancia para la democracia participativa de una ciudadanía que esté dispuesta a coadyuvar a la seguridad interior.
II La democracia desde la propia ciudadanía
México es un fértil generador de leyes de origen constitucional, que surgen para engalanar el esquema teórico jurídico del que forman parte pero que en la práctica, por diversas razones, no se aplican; lo que dio paso a una institucionalización de lo sistemático en la violación a la Constitución porque las más de las veces la realidad se presenta completamente diferente a lo previsto por los pensadores que impulsaron de buena fe las iniciativas, en donde el factor de la política tuvo mucho que ver.
Urgen voluntades inmersas en compromisos que conduzcan a la sociedad en certeras direcciones con actitudes sinceras en donde se genere un ambiente de genuina democracia participativa. Cierto, son múltiples y variadas las formas en que heroicos ciudadanos han podido verse con valentía solidaria, con el único interés de acudir al auxilio de compatriotas que sufren un estado de tragedia, mujeres y hombres que han dejado huella y testimonio de que aun existe la esperanza de que México se levante, solo falta una convocatoria, la de la Guardia Nacional.
Este organismo paramilitar de conformación meramente ciudadano símbolo de unión, reúne todos los atributos que son dignos de la única confianza que nace de la esencia de la democracia, el pueblo, a prueba de toda acometida de críticas, burlas, y hasta temores que abriga la intención cuyo objeto sea una respuesta a México desde esta trinchera que implica sacrificar tiempo, energía, momentos de esparcimiento, otras responsabilidades y deberes para acudir al llamado de la Patria.
Conociendo la actividad de las encomiendas que entrañan los postulados de nuestra Carta Magna en la existencia aunque solo en la letra del organismo, además de que revisten un gran humanismo resultan atractivas, singulares, dejan valiosas experiencias y satisfacciones de engrandecimiento personal, a la vez que reafirman el orgullo de ser mexicanos en la convicción del más alto deber y un pensamiento: La Patria es Primero.
III La esencia de la Guardia Nacional
Desde luego, es preciso conocer a fondo el estado de cosas que agobia al país pero fundamentalmente sus llagas que es inaplazable actuar y parar su gangrena. En el desenvolvimiento de los grupos sociales en el país se debe ser sensible para extenderles solidariamente los brazos a los que lo necesitan por emergencias derivadas de los azotes de la naturaleza en centros de población en los que no existe dique para contenerlos por lo que se manifiestan con todo su ímpetu y crudeza, siendo siempre los más vulnerables las víctimas que en su infortunio son atendidas con grandes deficiencias por el Estado ante las enormes necesidades que abruptamente se presentan por la magnitud de las tragedias, ya sean estas inundaciones, sismos incendios forestales, ondas de clima extremos y de otra índole, en las que los ciudadanos hacen poco por la incapacidad para ayudar, pues desconocen las formas y carecen de los medios para brindar el apoyo necesario. Es aquí donde la acción de la Guardia Nacional es de suma urgencia.
En las postrimerías del México independiente se crearon milicias provinciales de defensa con reclutas españoles traídos ex profeso (veteranos del ejército), también se alistaron excombatientes realistas e insurgentes, conformadas por gente de las ciudades pertenecientes a los estratos medios y de escasos recursos e indígenas. Este ejército mixto cumplía misiones de defensa precautoria por temor a las invasiones extranjeras; también realizaba actividades de policía y gendarmería en las principales ciudades, pueblos y comunidades rurales; conformado de diferentes estratos sociales se crearon dos grandes grupos, el ejército nacional federal y los frentes de defensa en las ciudades grandes, también con un corte federalizado por estar bajo los lineamientos del centro, pero con el control de los gobernadores, con secciones en los poblados para protección de los ciudadanos.
El ejército así dividido desde esa época, es el antecedente de la Guardia Nacional en emulación a la Guardia Nacional de los Estados Unidos de Norteamérica, organismo que se conformó con fuero para dar honra y glorificar a quienes lucharon en la guerra de independencia, y han seguido como nunca fortaleciendo su Guardia Nacional para que sin que exista un ejército que infunda temor por su magnitud se decidió mantener paralela una fuerza con otros comportamientos, pero que por su preparación en el desenvolvimiento castrense resulta magnifica tanto para la defensa de la Unión y sus intereses y formidable para la protección ciudadana, el desorden civil y el combate a la delincuencia; es en la actualidad junto al Ejercito de ese país la fuerza de defensa con todos los méritos de heroísmo, incluso con incursiones de combate en el extranjero, insignia de primer orden en la potencia más poderosa del mundo. En México, el fuero militar es otra emulación de la política estadounidense, y respondió a una maniobra política de los militares que se encontraban en el círculo de los que dirigían los destinos de la nueva Nación mexicana que de siempre han gozado de privilegios y que se adueñaron del país.
IV Los sentimientos de una verdadera Nación
La Guardia Nacional por la importancia que entraña en los postulados que la contemplan en la Constitución y la misión que deben cumplir los ciudadanos alistados en ésta, denota una inexplicable falta de visión, incapacidad o negativa para la iniciativa de la Ley Reglamentaria respectiva, lo que es en sí una violación grave a la Constitución.
La Ley del Servicio Militar Nacional llena deficientemente el expediente del mandato constitucional; los reclutas de ese Servicio están desperdiciando sus enormes capacidades y viciando el objetivo cívico y de celo patriótico de los soldados ciudadanos actuales y futuros. Es innegable que a lo largo y ancho del país existen todavía inmensos ejércitos de soldados ciudadanos que cumplen y cumplieron con su servicio militar y miles que evadieron esta obligación constitucional, pero que remisos lo pueden cumplir no obstante su edad y pasarían a las filas de la Guardia Nacional para sumarse a la lucha contra aquellos factores de adversidad que inciden principalmente en una gran proporción de la población que padece de grandes carencias, esos que llamamos hermanos de nación.
Existen materias que están pendientes en la democracia que no han sido abordadas con la urgencia y la intensidad que requiere su atención, pues cierto entrañan tal necesidad, complejidad y magnitud que son casi imposibles de superar. Es preciso apelar a la grandeza de corazón y patriotismo de cada ciudadano, poniendo un reto a los espíritus a que acudan ahí donde las voces claman la mano solidaria fraternal con decisión y convicción en coadyuvar en alguna medida a la encomienda de la Guardia Nacional a la sanación de una vez por todas del malestar de la Nación.
En el texto constitucional ocho Artículos enmarcan la Guardia Nacional y en la importancia de sus postulados invoca la figuras fundamentales a las que en todo su texto los coloca con la encomienda de ser guardianes ciudadanos ante todo cuanto sea un peligro u amenaza para la República en sus intereses, en sus instituciones, en su orden y seguridad interna: mexicanos y mexicanas, que tienen como prerrogativas y obligaciones en su deber de alistarse al Servicio Militar Nacional que es la puerta de entrada a encuadrarse en la Guardia Nacional ciudadana que se rija por la Ley Reglamentaria, en donde se establezcan las formas en que los soldados ciudadanos sean debidamente preparados para las acciones de la más complicada naturaleza propia de la encomienda del organismo.
La expedición de esta Ley por parte del Congreso de la Unión y legislada por los Estados es de extrema urgencia para recordarles a mujeres y hombres una deuda que al saldarla con la Nación honra y glorifica, pero que por falta de cumplimiento sin causa justificada a cualquiera de las obligaciones ciudadanas que impone la Carta Magna al respecto, serán sujetos de severas sanciones, incluso de pena corporal. Este mandato de nuestra Ley Suprema a mujeres y hombres en realidad les presenta la oportunidad de llevar a cabo una función humanística de incalculables alcances en bien de la población al realizarla como miembros activos de ese organismo cívico militar, semillero de nacionalismo, que la Patria les reconocerá perennemente.
V La Guardia Nacional defensa efectiva de las instituciones nacionales
La Guardia Nacional mexicana aun cuando nos pese el haber adoptado solo la denominación del organismo de cuño norteamericano, el solo hecho de haber permanecido por siglos en el texto constitucional solo ante la vista de miles de diputados y senadores, es obligado para los legisladores actuales retomar la encomienda con inteligencia, visión, convicción y determinación presentar la iniciativa de la Ley Reglamentaria pare que de una vez por todas se le dé su lugar republicano al organismo. Independientemente de que la Constitución invoca la figura de la Guardia Nacional específicamente en los Artículos 31,35,36,38,73,76,78 y 89, dentro de los postulados concretos para la defensa de la República, seguridad y orden internos, protección ciudadana, etc., el 41, por lo que significa la defensa de las instituciones sugiere(presentar la iniciativa legislativa) la intervención de los soldados ciudadanos para la operación con seguridad de los procesos electorales en cientos de actividades permanentes del INE y las de la jornada cívica, incluso con posterioridad a esta. Ello significa mayor éxito en el control de los comicios y desde luego un inmenso ahorro en el gasto público.
En una gran parte de los Artículos de nuestra Carta Magna se advierte la necesidad de la participación de la Guardia Nacional por los peligros que asechan en todas partes de nuestra geografía local y nacional. Se desplegaría una inmensa e intensa actividad de vigilancia y acciones concretas del organismo, en zonas turísticas, oleoductos, campamentos de vacacionistas, estadios deportivos, conciertos musicales, zonas feriales, grandes peregrinaciones de creyentes, entre otros actos masivos; además en costas, ríos y lagunas, etc.; además de auxiliar en situaciones contra el abigeato, incendios forestales, derrumbes, rescates en diversos eventos, conflictos citadinos, desastres naturales, trayecto de inmigrantes y su arribo a las fronteras. Son miles de situaciones de peligro y hasta de carácter político en las que podrá participar la Guardia Nacional.
Será de considerar dentro de la preparación de los guardias el uso de las armas para los batallones que así lo exija su encomienda, toda vez que será de vital necesidad para acciones de seguridad interior y protección ciudadana, que también será motivo de una complementación en una reforma constitucional para la posesión de armas con este fin, que unidos a los ciudadanos que ya tengan registrada alguna arma inhiba a la delincuencia. Con el respaldo que encuentro en la Constitución y dado el estado de emergencia que vive el país creo que la utopía de que me puedan juzgar subyace en la esperanza.